Aquí estamos de vuelta a la rutina. Ya preparando el veranito. En esta foto es la primera vez que mi niña posa. Normalmente no suele colaborar mucho para las fotos. Yo la comprendo, ya está aquí la pesada de mamá con la cámara de fotos. Pero bueno, el domingo le dije, “te vas a poner para que mamá haga una foto”, y me dijo que si, y se quedó quietecita. Se me está haciendo una mujercita.
El vestidito que lleva me encanta. Se lo regaló la hija de una prima de mi padre, y le pintó las libélulas. Y como está creciendo por días y ya le va quedando cortito me gusta más todavía. La semana pasada aprovechando que aquí era Lunes de Resaca (de la feria) fuimos a Sevilla al segundo seguimiento. Media horita en ACI y hasta dentro de seis meses. Me ha llegado el rumor de que el tema de los seguimientos se va a cambiar y serán obligatorio solo los tres primeros años. Espero que sea así porque vaya rollo hasta que la niña cumpla dieciocho años.
Lo dejo hoy aquí que llevo tres días para poder escribir en el blog. Ya os cuento lo bien que se lo va a pasar mi niña esta tarde viendo la llegada de la Hermandad del Rocio. La semana pasada la llevó el abuelo por la mañana a verla salir. La estuvo viendo en varios sitios, vamos la vio por ella y por mi, porque yo el único ratito que pude acercarme a Bajo de Guia a ver el embarque hacia el Coto de Doñana en la media hora del desayuno (aprovechando que estamos cerquita) no vi nada porque no había llegado aún la Hermandad y había poco movimiento en ese momento. A ella le gustó tanto el jaleo, los caballos, los cantes, la carreta del sinpecado con los bueyes (en los que le faltó un poco para terminar senteda encima, jaja)... que lleva toda la semana cogiendo un abanico y tarareando como si estuviera tocando el pito del rocio.
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